martes, 27 de mayo de 2008

Submundo

Salen de una sin empujarse, no tienen ni la menor idea de su destino y esa intriga es más poderosa que cualquier peleilla de rutina, días de enfrascamiento tubular les enseñaron eso, "el que a espada lucha..."
El misterio es la fuerza que las lanza al mundo de papel, de cartulina, dónde se quedarán quietecitas hasta que el sol o el agua o el tiempo las borre definitivamente, ese misterioso mientras tanto las justifica.
Solidarias por naturaleza se dejan llevar en la mayoría de los casos. A veces algunas, retobadas, se entrecortan y enojan al gran ser que las guía a lo desconocido... pero eso pasa muy poco, cuando ya son las últimas en salir y la vejez y el aburrimiento les pesa más que la ansiedad de la sorpresa final.
Escribir una nota del tipo "Papá: levantame tipo 8, que tengo que ir al centro. Beso." no es lo que se dice él mejor destino del mundo pero tiene esa cosa de utilidad, de sentir que sirve a una causa... que se yo, las más idealistas, se reconfortan incluso con una nota de ese tenor. Otras se quejarían, añorando el boceto de alguna obra maestra, o de una sentencia, o de un proyecto que cambie todo... son de las que piensan en las partículas de tinta que participaron en la firma de la independencia y un poco las envidian.
No es fácil ser partícula de tinta, cualquier cosa puede suceder, un destino espantoso, una nota de amenaza por ejemplo... Dicen que entre sus temas tabúes están algunos de los destinos que más detestan, por ejemplo, nada puede entristecer más a una partícula de tinta que ser parte del palito de la T... no entiendo porqué les molesta tanto, si yo fuera tinta me jodería más ser acento... pero yo soy yo y ellas son ellas.
También están las de la contracultura, es verdad que son poco frecuentes pero existen, en general se aglutinan y empiezan a darse manija y dale que va... entonces van entrando en calor, y cuando menos te lo esperás estallan rompiendo el enfrascamiento tubular... (son estratégicas y buscan bolsillos) a veces no se aguantan y se lanzan unidas, pero sin estallido, y entonces gota de tinta que molesta. En el fondo quieren ser libres de decir lo que les venga en gana, no se bancan que un gran ser las guíe a lo desconocido, pero salvando escasísimos casos terminan sin decir nada, la puta que lo parió esta lapicera de porquería y lavarropas.
Si yo fuera partícula de tinta, sería solidaria creo, no por buena sino por cobarde (más que decir algo que mucho no me convence me angustiaría no poder decir nada), y soñando con un destino de escritura me elegiría teléfono en servilleta.
Ahora, si decidiera pertenecer a la contracultura, la haría bien (nada de aglutinaciones inútiles) esperaría el momento oportuno y caería en gota directo en el teclado, directo al corazón de la competencia... Y, de puro vengativa, mancharía con tinta de recuerdo los dedos de todo quien quiera esquivarme.

lunes, 5 de mayo de 2008

I am the walrus (nada personal)

"Lo de la «Morsa» es como un sueño; las letras no significan casi nada. La gente extrae un montón de conclusiones y es de lo más absurdo" dijo Lennon en 1969, dos años después de haber escrito esta canción... los dejo con él y con ella, un lujo.


sábado, 3 de mayo de 2008

...

O "Elogio a los puntos suspensivos"...
Costó encontrarlo, tenía la impresión de haberlo leído pero no la certeza del lugar exacto y entonces apareció de vuelta Cortázar pinchándome el globo, no te sigo el tren esta vez, te respeto (lógico vos sos un grande y está claro) pero esta vez voy en avión.
La cosa es así, el tipo viene hablando de que su lenguaje es una suerte de carbono 14, que puede fechar cada relato con solo mirar la forma en que está escrito; y entonces se descarga contra ellos: "Por ejemplo los puntos suspensivos, que en mi juventud utilicé como cualquiera pero que un día empezaron a parecerme horrendos al punto que solo en casos inevitables los incluyo."

Yo seré cualquiera pero ellos no son horrendos aunque aparezcan como un recurso barato, te reconozco que nadie que sepa escribir realmente bien tendería a caer en su abuso, pero porqué cargarlos con la culpa.
Además, evitar los puntos suspensivos es un desafío para alguien que -como yo- viene permitíéndoselos con regularidad ilimitada.
Qué quieren que les diga a mi me caen bien, por más horrendos que Julio los encuentre, ni sabría cómo prescindir sin más de esa suerte de amalgama, tibia unión de frases, escala de colores. Son la síntesis, no tienen el egoísmo de los puntos y seguido, ni el amiguismo de las comas. Me caen bien. Ningún otro signo, ninguna letra siquiera, precisa tanto del lector, los puntos suspensivos lo hacen pensar, buscan que se adelante y que se imagine lo que viene que construya la "amalgama" de frases que se unen, que la viva que la sienta.
En concreto...
Serían, según algún tipo/a que sabe de gramática, algo así como la representación de una pausa en el lenguaje oral durante la que se mantiene y se alarga el tono de la palabra anterior a ellos, para indicar que se deja en suspenso el sentido de lo expresado anteriormente. Pero no sólo ahí, también en los finales imprecisos o para expresar sentimientos (por eso lo de la actitud protagónica del lector, los sentimientos se los tiene que imaginar él mismo... se ve?), vacilación, duda, indecisión, temor, todo cabe dentro de los puntos suspensivos. Serán un recurso barato pero no son horrendos. Yo los veo sinapsis, color tinta, tamaño fuente, inevitables, cosquillitas, bolitas de tela, automáticos, hermosos. No horrendos.
(da cierto escozor el animismo que percibo en este relato... pero vendrán peores, lo sospecho)