viernes, 2 de enero de 2009

2009.

No pensaba hacer balance y me agarró una especie de cosa que puede tranquilamente ser notalgia y que me mandó directamente a la silla. Y acá estoy, en Azul el 1º de enero de 2009, pretendiendo en un par de líneas quedarme con lo más quedable del año que se fue...
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Del vamos me atrapa más "balancear" cosas públicas que privadas, pero este año a nivel personal (si es que valiera la aclaración porque fuera posible pensar otro tipo de nivel) pasaron, me pasaron, demasiadas cosas... Así que más intimista que de costumbre, comienzo esta -como dije en el mail de recibida- "historia mínima".
En términos generales este año comenzó con montones de toneladas de tortitas sabor frutos del bosque y mates bastante decentes, descubriendo el subterráneo mundo de los gasueductos y coqueteando con una mezcla pantanosa de conocimientos geográficos traídos del secundario. Así, a priori, tengo que reconocer que 2008 fue un año que supo transpirar la camiseta. Una vez tomados los medios masivos de comunicación y en el medio de nuestras conversaciones, el "campo vs. gobierno" logró la soberanía absoluta de los primeros meses... pero esto no fue tan así en mi vida (o no desde el principio) tan ocupada como estaba en enojarme sucesivamente con una tras otra figura de la atolondrodada historia argentina... Si le pongo pila me viene un recuerdo (el primero del año)... era 25 de marzo cuando en mi cabeza Los abuelos de la nada descontrolaron mis rigurosos cronogramas de estudio susurrando lo que, en el delirio de mi posible último día de estudiante universitaria, terminé interpretando como descripción perfecta de la relación que se entablaba entre ese, "mi último final", y yo... "Tantas veces lo soñé como real / que quiso el tiempo y quiso nada más / Será por eso que hoy estamos aquí / no hay nadie más que vos y yo..." un amor/odio, un sentir que todo el mundo se me abría y quedaba al descubierto en ese segundo.

Así arrancó 2008, un año raro, un año importante, un año diferente... sorprendiéndome en otoño con la transfiguración en letrada y burlándose de mis planes hasta reir a carcajadas... luego de idas y vueltas llegamos a amigarnos, lo dejé ser quien quería ser y el cumplió. Quizá cambié un poco... a lo mejor sea consecuencia de ya no sentir el peso de una vida medida en cuatrimestres, extraña reconciliación con el mundo de los meses y las semanas... a lo mejor sea que el sol ahora no pega en hebillas fucsia...

Lo cierto es que el invierno llegó enfriado ya el conflicto entre el gobierno y el campo... y yo (que, nobleza obliga, defendía las retenciones, un poco románticamente, pero las defendía...) me encontré lejísimo de ese estado de "ser nada" al que suponía que iba a llegar en la posrecibida. Miré muchas pelis, salí mucho, visite amigos, hice sociales, leí, viajé, juré... egresada de la abundancia a mucho orgullo y con todas las letras... los egresados de la abundancia somos así, nos tomamos las cosas con calma -o creíamos que nos tomábamos las cosas con calma hasta que llegó la primavera y nos encontró perdidos y sin quinta temporada de Lost en que gastar nuestras horas, pero eso es otra historia- me quedo con el agua, los amparos y un mundo de inagotables límites tratando ser abarcado por mi invierno de abundancia, y con una foto imaginaria en los Piletones de la base del cerro Ventana. Me quedo con un brindis con desconocidos en un Hostel de Mar del Plata, con la alegría sincera de dos inglesas y un italiano que no entendían un corno castellano y menos entedían que un mail que el poder judicial que quizá a lo mejor podía ser que ocurriese algo que estaba bueno para mí, y "brindemos nomás" y brindamos. Fue la primavera la que me tenía guardada alguna que otra judicial sorpresa... y, aunque de a ratos pareció que la Corte hacía todo lo que estaba a su excelentísimo alcance para dilatar lo dilatable, parece que al final un mes o dos o tres no es tampoco demasiado tiempo y en el año suma a favor de un trabajo que me gusta con gente que me gusta en un lugar que me gusta, me gusta. Segunda gran carcajada de 2008. Y Arjona cantándome desde adentro de un gordito romanticón y otra ronda que mañana a las 7.30.

Un año que transpiró la camiseta y que un poco hizo las cosas por mi, me dejó descansar bastante en la abundancia mezclándome de a ratos -que fueron primero de días y luego de semanas y meses cuanto más se acercó el fin de año- planteos de esos que me sobran y se me escapan por los poros... de la injustica, de la acción... de la militancia... de la praxis de una vez por todas... con el temor que me metió Cortázar en Filantropía (
http://www.literaberinto.com/cortazar/filantropia.htm). Y si temo es porque en el fondo sé que puedo terminar siendo una fama que quiso ser cronopio. Ey! a lo mejor eso sean las esperanzas, aunque sean tontas y lloren porque no saben atarse los cordones...

Un año movido. Muchas firmas: tres en el título, otras tres en el casorio de Lili, dos más en el Colegio de Abogados, una tercera porque perdí la credencial... Mucha foto carnet.
Un año que pasó y me dejó recibida, sin documentos, con una amiga casada, con trabajo, con menos francés que de costumbre y más sol pegándome en la cara por cualquiera de las calles de La Plata, caminando con los ojos cerrados y sonriendo de felicidad porque no hay porqués que puedan contra mi placer privado de sentirme viva. Diferencias setentoochentosas, salidas glam, las que son más bien "Lolipop, lolipop"... y las quedadas a escuchar los CDs de Cortázar o remirar Tanguito comiendo pochoclos; el animal print y lo más cercano a "salir de shoping" que he hecho en mis primaveras... la desproporcionada manera de encender el cigarrillo que sigue con el que está apagando... (te tomé la palabra, ojo que jugás con fuego -cuac- !!). Un atardecer en Punta alta, donde el sol se pone en el mar, dorados los muelles no se ve el óxido y uno puede soñar tranquilo... Un año de trabajo en el consultorio jurídico gratuito de San Carlos y la gente recontra genia que conocí ahí... y las millones de cosas que espero haber apreHendido lo suficiente. Otro gordito cantando romanticonamente y contando chistes irreproducibles por el más tibio de los buenos gustos. Un domingo con Mariana y el destacamento.

La sobreactuada inscripción en el profesorado de Letras, y ahora el azul fin de año que me sumerge en recuerdos y va puliendo los límites de las cosas que prefiero olvidar con la alegría de aquéllo que quiero quedarme para siempre.

A ustedes, que llegaron hasta aquí, un abrazo enorme y el deseo de que éste que comienza sea para todos nosotros un buen año... con menos desigualdad, más palabras de aliento y mejores canciones...