jueves, 30 de octubre de 2008

Ningun pibe nace chorro

Adhiero.
Se complica entender claramente quién es quién... no soy capáz de ello.
Si puedo, en cambio, ver con claridad que,
llamémoslo
"quién 1" es tremendamente diferente de llamémoslo "quién 2", y esa diferencia es enormísima, tanto que "quién 1" está muy convencido de que "quién 2" no es más que "no quién 1". Mientras que "quién 2" no ve a "quién 1" más que como "no quién 2"... Y entonces, cómo entenderse? cómo hablar de una vez el mismo idioma? cómo no enloquecer cada nuevo día en nuestra Babilonia?
Haber si me comprenden: ¿¿¿¿Cómo hago para que entiendan que no puedo entender que no entiendan ????
Me tiene cansadísima (muy) el discurcito de la seguridad ciudadana para permitir que la policía se adueñe de nuestras verdes calles... al galope (literalmente) de una justicia recortada y mutilada de la que (no siempre, no todos) se vanaglorian... me tiene cansadísima que se busque asustar a la gente (siempre lo mismo, siempre el mismo método, ¿porqué no inventan otra cosa? ¿les falta imaginación? yo soy creativa les doy una mano y todo, pero paren de asustar a la gente porque me alteran los nervios)... me tiene cansadísima que se la agarren con los pobres, con los chicos... me tiene cansadísima que nos limiten, que nos recorten libertades tontas y pequeñas o enormes, da igual... me tiene cansadísma que la gente prefiera vender con un suspiro de resignación la poquita libertad que le queda a cambio de seguridad (de quién? contra quién? de qué?), nuevos espejítos de colores (siempre lo mismo, siempre los espejitos de colores)...
Llegué al punto en el que me enojo porque no puedo hablar del tema sin enojarme, así que mejor me callo.
Creo que Cortázar lo entendió -digo, a la imposibilidad de entender que no entiendan-, les dejo su perfecto relato "Pañuelos".

PAÑUELOS
Un fama es muy rico y tiene sirvienta. Este fama usa un pañuelo y lo tira al cesto de los papeles. Usa otro, y lo tira al cesto. Va tirando al cesto todos los pañuelos usados. Cuando se le acaban, compra otra caja.
La sirvienta recoge los pañuelos y los guarda para ella. Como está muy sorprendida por la conducta del fama, un día no puede contenerse y le pregunta si verdaderamente los pañuelos son para tirar.
-Gran idiota- dice el fama, no había que preguntar. Desde ahora lavarás mis pañuelos y yo ahorraré dinero.